Desde la diferencia, Spotify decidió celebrar la igualdad. De la mano de algunas de las cantantes más importantes de la música colombiana, la plataforma de reproducción decidió abrir un espacio para honrar la existencia de todas las mujeres y el rol que ocupa cada una de ellas en la comunidad, no solo artístico, sino social. En otras palabras, y como se lo dijo Andrea Echeverri a Infobae Colombia, en “hay muchas mujeres haciendo cosas muy chéveres, hay que escucharlas, ¿no?”. La vocalista de la banda de rock nacional, Aterciopelados, hace parte de la lista de escogidas para el festejo de la diversidad, y dedicó un espacio de su agenda a hablar con este portal de la relevancia de este encuentro.
Es irreverente, disruptiva, ‘salida del molde’. Está orgullosa de los pasos que dio para recorrer el camino que hoy la tienen entre las artistas más reconocidas y recordadas del país. Su estilo, tan único, no solo para cantar, sino también para vestirse y presentarse en vivo, hace que no tengan una igual, cosa de la que se enorgullece infinitamente. No es la más popular ahora, dice ella, ni es la que más vende, cree ella, pero fuera de su imaginario, para los colombianos su existencia es legendaria.
“El evento de este 27 es muy importante para mí porque me da la oportunidad de reencontrarme con músicos con los que no toco habitualmente. Me parece lindo porque esto es como una llamada de atención a que no necesariamente hay que leer el ‘best seller’, yo nunca he sido el ‘best seller’. Puede que sean buenos, pero que sean tan ‘best seller’, a mí, me baja la nota. Yo quiero como algo más exclusivo, ¿cierto? Es bonito estimular eso, que la gente investigue, que lea más, que no esté oyendo lo que están oyendo otras diez millones de personas. Eso es importante para que haya nichos, para que haya más propuestas, que sean artistas más interesantes, que no sea tan comercial, no sé, eso me parece muy lindo a mí”, argumentó la intérprete de ‘Bolero Falaz’.
Para Andrea, encontrar este tipo de momentos para el descubrimiento de artistas fuera de la visión masiva no es tan complicado, por el contrario, se trata de un constante proceso de educación dedicada a los públicos que podrían llegar a ser consumidores de música salida del espectro popular. A su concepto, los colombianos pueden tener algo de ‘monocultivo’ pues, resalta, en otros países los movimientos artísticos de nicho suelen ser más importantes de los que son aquí, en territorio nacional.
“Es como, ‘bueno, ¡pilas!’, especialízate. Pregúntate, ’¿realmente si me gusta ese ‘bestseller’?’ Si te gusta, perfecto, pero, si es un no, bueno, tienes que ir más hondo, buscar cosas que realmente sí te gusten. Es muy chévere porque hay artistas que no estamos hechos para las multitudes, sino para un grupo de gente mucho más exclusiva con mucho mejor gusto”, cuenta Andrea mientras se ríe.
Según un estudio de USC Annenberg, resaltado por Spotify, en la actualidad, “solo una de cada cinco artistas en las listas de éxitos es una mujer”. Andrea, en conjunto con las otra 12 artistas invitadas por aquella plataforma de reproducción musical para hacer parte del Equal, suma 3.4 millones de oyentes mensuales en la plataforma.
Ser mujer en esta competida industria le ha dejado ver, a Andrea, la forma en la que ni el arte se salva del machismo y del sistema patriarcal con el que ella tanto pelea, pero, al mismo tiempo, le ha dejado ver la forma en la que mujeres, a diario, luchan para hacer de este espacio algo equitativo y respetuoso para todos. El significado de ser mujer en la música que ha adoptado Echeverri no se ha modificado mucho a lo largo de los años, según le dijo la cantante a Infobae.
“No ha cambiado mucho, ¿sabes? Cuando yo empecé a subirme a un escenario, yo ya había leído a Simone de Beauvoir, y me había encantado esa cosa de que los tacones, las uñas largas y el corsé ese apretado lo único que hacen es que sumercé tenga que caminar más despacio, respire menos y use sus manos para menos cosas. Yo no voy pa’ esa, a mi me gusta estar cómoda, pero, si no voy por el estereotipo y por la hipersexualización, pues tenía que inventarme otra cosa. Construí una nueva estética, que sigue siendo femenina, pero que le dice ‘no’ a lo que hace el otro 90% de las chicas. Soy terca desde la universidad”, comentó, de nuevo, entre risas. Para Andrea no fue difícil generar un nuevo concepto y, gracias a sus conocimientos de arte, empezó a hacer sus propios vestuarios coloridos y llenos de luz (para algunos raros y extravagantes).
‘Mira la esencia, no las apariencias’, es lo que ha venido cantando Echeverri a lo largo de los años en su canción ‘el estuche’, sin embargo, y aunque todavía se sostiene en esa filosofía de vida, cree que es un chiste en la actualidad, en un mundo en el que aparentar ser algo, o verse de determinada manera, parece ser lo primordial.
Para Andrea comprender lo que sucede con la música en la actualidad no es sencillo. Va más allá de un simple análisis, al final, como cualquiera que sea el arte, acompaña la evolución de la sociedad y resalta sus puntos más coyunturales.
“Mira: lo más terrible es que la música es tan poderosa que ahora que salen todos empelotos diciendo ‘uy, el sexo es súper fácil y liviano, y aquí no pasa nada’, marica, la gente cree. Es una cosa horrible. Cada vez damos un paso más allá, se ha perdido la elegancia, perdieron todo. Perdieron el misterio, y eso es lo que más tristeza me da. Yo me acuerdo, de niña, veía a mi mamá y decía, ‘qué mujer más bonita’, y estaba súper vestida. La belleza era otra cosa que no era lo explícitamente sexual, había mucho misterio y elegancia. Todo el día lo que oímos es ‘quiero ser una perra y blah’, babosadas de esas. Hay que decir que no se viola, que se respeta, que el sexo es divino pero que tiene unas consecuencias profundas y que hay que tratarlo desde la intimidad. ¿Sí o qué?”, concluyó.