Es común oír de parte de quienes son más creyentes la palabra ‘ayuno’ durante estas fechas. Lo cierto es que, en términos generales, es difícil identificar el comienzo de esta tradición. Sin embargo, hay pruebas de que se trata de una costumbre de larga data, que en la actualidad se encuentra presente en buena parte de las religiones.
La iglesia ha practicado el ayuno desde el siglo IV. Según ACI, se trata de una forma de ayudar a la oración y purificar el cuerpo y consiste, más bien, no en la prohibición de comer, sino que en limitar los platos a uno al día.
En este contexto,Bárbara Flores, nutricionista de Edenred, manifestó que “La tendencia durante los últimos cinco años no tiene que ver con la religión, sino que más bien con ayunar con el objetivo de hacer una desintoxicación”.
Asimismo, la profesional destacó que el beneficio que tendría el ayuno es dejar “descansar” al sistema digestivo. Sin embargo, “es importante tener en cuenta que deben ser controlados de manera clínica, cuando son períodos prolongados”.
Flores también sostuvo que el ayuno nunca es recomendable para los niños, embarazadas ni para las personas con enfermedades crónicas como la diabetes.
En cuanto a quienes sí realizan algún tipo de ayuno, la experta en nutrición recomendó que “en caso de alguien vaya a abstenerse de comer, es importante que se hidrate mucho, ya sea con agua o con infusiones de hierbas”.
Por último, para el día posterior al ayuno, en tanto, recalcó que “se deben consumir productos frescos, ojalá preparaciones caseras. Es fundamental tener una alimentación liviana para no sobrecargar el sistema digestivo”.