La clásica expresión “pasar agosto” proviene de la época de la Colonia, tiempo en el que existían menos recursos para enfrentar el invierno, por lo que para los adultos mayores era complejo resistir al frío y a las enfermedades respiratorias. Hoy, la realidad es distinta, pero se mantiene la tradición de celebrar el paso de uno de los meses más helados del año.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), durante el año 2023, agosto fue el quinto mes con mayor número de defunciones, superado por julio, junio, mayo y septiembre. Si bien no es el primero como se podría pensar, sigue siendo un escenario complejo para las personas mayores, especialmente si es que además tienen cáncer. El mayor peligro suelen ser las infecciones respiratorias, ya que pueden generar complicaciones severas como la neumonía, lo que para un paciente inmunodeprimido puede ser de riesgo vital.
Medidas preventivas en invierno
Para prevenir que la población general se enferme en los meses de frío, se recomienda:
- Evitar espacios cerrados, con aglomeraciones y sin una adecuada ventilación.
- Mantenerse abrigado para protegerse del frío, vistiéndose por capas (idealmente que la primera capa sea térmica, para mayor aislamiento y retención del calor corporal) y sin descuidar cara, cuello, manos y pies.
- Higienizar las manos, ya sea con agua y jabón o con alcohol gel.
- Eludir el contacto con personas con síntomas respiratorio De no ser posible (por ejemplo, que esta persona sea el cuidador principal), utilizar mascarilla quirúrgica y no compartir utensilios (como vasos o servicios).
Si el paciente mayor además tiene cáncer, aplican las mismas recomendaciones generales, pero reforzando aún más el uso de mascarillas quirúrgicas al salir (sobre todo en medios de transporte públicos, centros de salud o lugares concurridos) y la higiene de manos de forma constante.
“También es fundamental que se mantengan al día con el calendario de inmunizaciones, con la vacuna contra la influenza anual, dosis de refuerzo de COVID-19 anual, Pneumo23 a los 65 años y otras según indicación médica”, explica la Dra. Stefany Bórquez, geriatra de Fundación Arturo López Pérez (FALP).
Qué se puede hacer para enfrentar de mejor manera este mes
El cuidado es importante, pero no debe implicar aislarse ni dejar de hacer las actividades habituales, ya que esto puede gatillar síntomas anímicos y aumentar el riesgo de dependencia y desfuncionalización. Por eso, es fundamental:
- Realizar actividad física: Caminatas diarias de 10 a 15 minutos y ejercicios de fortalecimiento muscular 3 veces a la semana. Para esto existen múltiples pautas y videos disponibles en internet, una de ellas es el programa ViviFrail, que está especialmente pensado para personas mayores según su grado de funcionalidad.
- Tener una buena alimentación: Privilegiar el consumo de proteínas, frutas y verduras e ingerir abundante líquido (dos litros al día, incluyendo agua de hierbas, té, sopas y cremas de verduras).
- Mantener los controles médicos al día: Cada 6 meses acudir al médico para tener las enfermedades crónicas compensadas, revisar el correcto uso de medicamentos y realizar chequeo físico y de exámenes de laboratorio. Esto, ojalá con un médico especialista, como un geriatra certificado por la Superintendencia de Salud.
En ese sentido, la especialista de FALP es clara: “A pesar de que nos enfocamos en que nuestras personas mayores ‘pasen agosto’, se recomienda que todas estas medidas y cuidados se mantengan durante todo el año, para disminuir el riesgo de complicaciones, tener una buena calidad de vida y preservar por el mayor tiempo posible su independencia”.
Cuándo acudir a un centro asistencial
Las personas mayores pueden no presentar los mismos síntomas que los más jóvenes frente a idénticas complicaciones de salud, por lo que hay que estar alerta ante cualquier cambio en su conducta. Las principales señales de preocupación son:
- Desorientación (que no reconozca dónde está, ya sea la fecha o el lugar).
- Discurso alterado o confuso (que diga cosas extrañas o inhabituales, como llamar a alguien fallecido o confundir personas).
- Letargia o decaimiento (que tenga menos energía).
- Somnolencia diurna (que duerma más durante el día).
- Inapetencia (una menor ingesta de alimentos y líquidos).
- Fiebre persistente (sobre 37,8°C).
- Dolor al pecho y/o sensación de ahogo.
“Todos estos síntomas deberían levantar la alerta en la familia y requieren que el adulto mayor sea evaluado por un médico. Frente a cualquier otro síntoma persistente o cambio de conducta, también es importante consultar”, concluye la Dra. Bórquez.