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La Serena y Coquimbo en riesgo por alza en el nivel del mar

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Expertos indican que, si bien las siete comunas costeras se verían afectadas, serán las zonas más bajas como La Serena y Coquimbo las que presentan mayores riesgos ante inundaciones. Llaman urgentemente a disminuir la emisión de gases de efecto invernadero y proteger las zonas de humedales y dunas del borde costero.

El tsunami producido en  Región de Coquimbo, tras la erupción del volcán en Tonga, nos mostró la fragilidad de nuestro borde costero y la gran cantidad de población y actividades afectadas por el aumento del nivel del mar.

Pero no sólo un tsunami podría ser una amenaza para la seguridad e integridad de la población y la infraestructura, el calentamiento global es uno de los principales enemigos del ecosistema de esta zona, pues ha aumentado el riesgo de inundación, debido al retroceso del nivel de la línea costera.

Así lo señala también el estudio del Ministerio de Medio Ambiente “Determinación del riesgo de los impactos del Cambio Climático en las costas de Chile” (2019) se indica que varias zonas del borde costero en Chile estarían en riesgo de inundación a mediados de siglo, afectando a más de 46 mil personas y 18 mil viviendas. Y es la bahía de Coquimbo, que históricamente se ha poblado en terrenos de playa, la que se encuentra en mayor riesgo futuro, especialmente La Serena que se encuentra en una zona baja y más expuesta de producirse marejadas, mientras Coquimbo se encuentra en el octavo lugar de comunas en Chile con mayores elementos de riesgo de inundación, con 318.

Según explica el académico del Departamento de Biología Marina de la Universidad Católica del Norte, Dr Marcel Ramos no existen estudios específicos para la región respecto al aumento del nivel del mar por efecto del cambio climático, pero sí existen investigaciones respecto a  las marejadas extremas y de tsunamis.

“Sin embargo, estimaciones directas a través de observaciones satelitales del nivel del mar para la región continental frente a la zona centro-norte del país, indican un aumento de  aproximadamente 7 cm entre 1993 y 2016. Por otra parte, las proyecciones del aumento del nivel medio del mar desde modelos climáticos acoplados, considerando dos escenarios climáticos distintos, uno más conservador y otro extremo, pronostican para fin del siglo XXI aumentos entre 34-52 cm y 46-74 cm, respectivamente”, señala Ramos.

El experto agrega que, si se considera el efecto conjunto del aumento del nivel del mar y las marejadas extremas, las zonas más afectadas serían las partes más bajas de la región como humedales y esteros, las playas y la zona baja de la Bahía de Coquimbo.

Laura Ramajo, investigadora del CEAZA en cambio climático, y autora líder del panel intergubernamental de cambio climático (IPCC), señala que el estudio del 2019 del Ministerio de Medio Ambiente indica que  las 7 comunas costeras de la Región se ven afectadas por el aumento del nivel del mar por cambio climático, pero en términos de kilómetros cuadrados son La Serena y especialmente Coquimbo, las más expuesta.

Esta alza en las aguas marinas presentas varias causas, pero según explica el académico Marcel Ramos al focalizarse en el calentamiento global, corresponden a  la expansión térmica del agua que “tiende a dilatarse con el aumento de la temperatura, provocando que los océanos aumenten su volumen”. La segunda causa, explica Laura Ramajo, es el derretimiento de los glaciares y de los hielos del Ártico y Antártico

Uno de los temas más preocupantes  es el aumento de marejadas extremas en el borde costero de Chile, durante todo el año, pero aumentando en magnitud y frecuencia en temporada de verano. Afectando el cierre de puertos y las actividades económicas marinas.

Efectos en el borde costero

El académico de la UCN señala que el aumento del nivel del mar no afecta un porcentaje importante del litoral continental, debido a la topografía chilena que presenta una pendiente elevada en la mayoría de la zona costera. Si se habla de una crecida de 20 a 30 cms sólo podría provocar problemas de erosión en zonas costeras bajas, pero de menor magnitud.

“Sin embargo, el efecto combinado con marejadas extremas podría ser dramático en un futuro cercano, si se observan marejadas como las ocurridas el 2015. Por otra parte, en zonas de humedales este pequeño aumento podría causar problemas en el balance fisicoquímico de estos ecosistemas”.

La investigadora Laura Ramajo, se suma a esta preocupación señalando que la entrada de agua produce salinización de los humedales y los acuíferos, por lo que los ecosistemas responden negativamente, ya que “puede producir la pérdida de área de humedales y afectar, por ejemplo, la flora y la fauna que vive ahí”.

Desde el punto social el impacto se da debido a que la mayoría de las zonas costeras presentan alta densidad de población y se realizan diversas actividades desde turismo, deportes, actividades económicas, entre otras.

Ramos añade que si bien las marejadas y el aumento del nivel del mar son efectos visibles del calentamiento global existen otros no tan perceptibles como es la acidificación y desoxigenación de los océanos.

Llamado a la prevención

Marcel Ramos señala que al hablar de medidas preventivas para moderar los daños potenciales y hacer frente a las consecuencias del cambio climático, “lo primero que se me ocurre es dejar de utilizar irracionalmente el borde costero, destruir las dunas y humedales, que son ecosistemas sensibles y muchas veces funcionan como “barreras naturales” para “frenar” los efectos de las marejadas”.

Añade que dentro de las acciones más “dramáticas e irracionales” se encuentran la construcción de edificios y viviendas cerca del borde costero. Recuerda la indignación que provocó la construcción de edificaciones en la playa de La Herradura  y “cada vez que paso por la costanera y veo el cartel que dice “Coquimbo cuida sus dunas” en un espacio de no más de 50 m de largo, me cuestiono si realmente con esto del cambio climático no tenemos lo que merecemos como especie, pero después me pongo optimista y pienso en los jóvenes que estamos formando y que están llamados a mejorar la relación con nuestro planeta”.

Laura Ramajo agrega que es importante y urgente disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, además de proteger los ecosistemas costeros que están más afectados y son la primera barrera.

“Por supuesto, la medida de mitigación clave en todo esto del cambio climático, es disminuir las emisiones, alcanzar la carbono neutralidad mundial lo antes posible para evitar el aumento del deshielo de glaciares y zonas polares y, por lo tanto, la expansión de la térmica de los océanos”, concluye la investigadora.