Por el dr. Jaime Cuevas, investigador en ordenamiento y planificación territorial de CEAZA
Los humedales costeros pueden ser soportes del bienestar de la Región de Coquimbo, tanto de la biodiversidad como de las comunidades humanas, dadas sus funciones ecológicas irreemplazables.
Actúan como contenedores naturales absorbiendo aguas de lluvias y marejadas, reduciendo el impacto de inundaciones y protegiendo a las ciudades de eventos costeros de alto impacto como los tsunamis, a los que este territorio es vulnerable. En este sentido, quisiera enfatizar en la importancia de una planificación territorial consciente y acorde al entorno.
Tener en cuenta que el crecimiento urbano en zonas cercanas a los humedales impacta en su equilibrio ecológico, poniendo en riesgo la capacidad de estos ecosistemas de seguir cumpliendo su función como barreras naturales y pulmones verdes.
Es conveniente recordar que la naturaleza siempre retoma su forma original.
Por ejemplo, hay proyectos de la región, donde están los humedales Salinas Chicas, Salinas Grande y Pachingo, donde construyen en la parte alta del terreno, que se llaman terrazas. Eso está elevado por sobre la humedad, siendo difícil que vayan a tener problemas de inundación.
Por otro lado, hay lugares donde se construye al mismo nivel del humedal, reportando inundaciones en los asentamientos cuando vienen crecidas fuertes, tsunamis o marejadas, ya que están en terrenos bajos, afectando la seguridad comunitaria.
En este contexto, el proyecto FIC “Caracterización Red de Humedales Costeros Región Coquimbo” del Centro Científico CEAZA, financiado por el Gobierno Regional, busca investigar en profundidad el papel de los humedales, sus ecosistemas y en la mitigación de riesgos naturales. Labor que ayudará a diseñar estrategias regionales basadas en evidencia científica. Así, avanzar reconociendo que nuestra seguridad y bienestar están intrínsecamente ligados a ellos.